El suave olor a literatura me embauca en mil y una fragancias, mi cuerpo no responde a mis piernas y una inquietud asoma por mi corazón.
No puedo parar de caminar, guiado por los sabores de la cultura. Paseo y paseo por las calles de Huelva, buscando la magia de la gratitud en forma de poemas de amor.
El olor a marisma me lleva hasta el bar 1900, la gruta de la paz, de lo querido y deseado.
La luna hechizada por el embrujo de las tertulias, observa impaciente desde el ancho horizonte, las voces de los artistas onubenses, franqueados por fotografías y pinturas decoradas por manos digna de dioses.
El perfume de la sala se contamina de sentimientos poéticos, impregnados de luz en los corazones de los aquí presentes, emocionados ante tanto verso realizado para nuestro ser, caprichoso por el destino.
La paz entra en el 1900, Antonio, maestro de la lógica, impregnado de letras suaves y delicadas, ensalza la calidad de la cultura de Huelva.
Me siento y me deleito con los poemas y versos recitados a la luz de las velas, mientras observo la fragancia de las pinturas expuestas ante la sensibilidad de los aquí presentes.
Todo es bello en este momento, el reloj se para y escucha el latido de los corazones adueñados de un aura de duende, difundidos en colores blancos y azules.
Los ojos me brillan al contemplar la belleza de los versos sabios y delicados saliendo de bocas eternas, en ese momento sólo deseo sentirme libre y volar por los parajes de la literatura y morir impregnado de Juan Ramón Jiménez.
Difícil de olvidar este momento, sólo puedo seguir disfrutando y caer en la tentación del 1900.
Volveré y seguiré sintiéndome onubense.....
DULCE OSCURIDAD
No puedo parar de caminar, guiado por los sabores de la cultura. Paseo y paseo por las calles de Huelva, buscando la magia de la gratitud en forma de poemas de amor.
El olor a marisma me lleva hasta el bar 1900, la gruta de la paz, de lo querido y deseado.
La luna hechizada por el embrujo de las tertulias, observa impaciente desde el ancho horizonte, las voces de los artistas onubenses, franqueados por fotografías y pinturas decoradas por manos digna de dioses.
El perfume de la sala se contamina de sentimientos poéticos, impregnados de luz en los corazones de los aquí presentes, emocionados ante tanto verso realizado para nuestro ser, caprichoso por el destino.
La paz entra en el 1900, Antonio, maestro de la lógica, impregnado de letras suaves y delicadas, ensalza la calidad de la cultura de Huelva.
Me siento y me deleito con los poemas y versos recitados a la luz de las velas, mientras observo la fragancia de las pinturas expuestas ante la sensibilidad de los aquí presentes.
Todo es bello en este momento, el reloj se para y escucha el latido de los corazones adueñados de un aura de duende, difundidos en colores blancos y azules.
Los ojos me brillan al contemplar la belleza de los versos sabios y delicados saliendo de bocas eternas, en ese momento sólo deseo sentirme libre y volar por los parajes de la literatura y morir impregnado de Juan Ramón Jiménez.
Difícil de olvidar este momento, sólo puedo seguir disfrutando y caer en la tentación del 1900.
Volveré y seguiré sintiéndome onubense.....
DULCE OSCURIDAD
No hay comentarios:
Publicar un comentario